Cabrón
sin escrúpulos, frío, prepotente, sin sentimientos, calculador con cero
empatía, egoísta, sin ilusión, igual daba uno que ochenta y con
demasiado amor propio.
Esa podría ser la definición perfecta de la
persona que encontraste cuando me conociste, no te tembló la actitud
para aún así seguir adelante conmigo, puede que tanta confianza quebrara
un poco tanta maldad que albergaba dentro de mí, era algo digno de admirar y merecías tal oportunidad entre tanto valor.
¿Que esperas después de que alguien me arrancara el corazón y lo restregara contra el suelo con los pies?
Es a lo que desemboca normalmente cuando topas con la persona
equivocada en el momento más sincero sentimentalmente hablando de tu
vida, infidelidades, faltas de respeto, poca consideración, amenazas,
engaños. Que alguien juegue con tus sentimientos es lo más cruel que
alguien puede hacerte jamás, no solo por el mal trago que pasas que no
es poco, sino que luego el problema tiende generalizarse con cualquiera
que se te ponga delante, pagan justos por pecadores, eso es así.
Decidí no creer en el amor por más que lo tuviera delante de mis
narices, que no lo volvería a sentir más, pero amigo, lo inevitable
podrás retrasarlo pero jamás eludirlo.
Cada día que pasaba contigo me curabas con dosis de cariño en respuesta a mi frialdad.
Donde no había nada que sacar tú conseguías hacerme hoyitos en las mejillas, te quedabas feliz solo con verme sonreír.
Me dabas vida con cada beso, en los cuales cada vez podía sentir cada
vez un poco más tus labios tocarse con los míos y saborear
sentimientos...
Tenía la fe en que si me partían por la mitad las
mariposas que una vez sentí saldrían echas crisálidas nuevamente, pero
cada segundo que pasaba junto a ti sentía que no, que aún quedaba alguna
de ellas con la bastante fuerza de seguir viviendo y revolotear por mi
estomago al verte, era una sensación muy increíble sentirse vivo por
dentro.
Conseguiste darme la vida nuevamente cuando me creía
hundido, crear otro yo no era tarea fácil y aún así te vestiste de
obrera para conseguirlo, nadie apostaba por ello incluso ni yo pensé que
lo conseguirías pero lo lograste, actitud y muchas ganas de hacerme
sentir feliz fueron los ingredientes que consiguieron abrirme los ojos.
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