☼ LA VIDA EN OTRAS PALABRAS..☼ Autora: x0Amara0x
Que peligrosas pueden ser las palabras cuando les damos la libertad de
comportarse de acuerdo a la carga de emociones que llevamos por dentro.
Las palabras, como las muñecas, pueden desfilar en la pasarela de la
vida proyectando modelos de dulzura o espantosas e insultantes
marionetas que desfiguran nuestra razón de ser. Todo depende de cómo se
desprenden de nuestro intrincado laboratorio cuando la química responde a
las situaciones en que la vida nos coloca. Las palabras pueden ser
nuestro mejor método de defensa o la peor proyección de nuestra torpeza.
En el momento en que les otorgamos libre albedrío, dibujan una imagen
de lo que intentamos proyectar en las circunstancias en que nos
encontramos en ese momento. El mundo alrededor nos percibe, no
precisamente por nuestro aspecto físico, si no por las palabras que
forman esa barrera invisible que en ocasiones nos defienden, nos hacen
encantadores o en su disfraz de marionetas, nos obliteran.
Vas paseando por la calle y descubres que en tu dirección se acerca una
persona con la cual no deseas intercambiar banalidades. Pausas por un
instante y te preguntas: ¿por qué reacciono así? Casi nunca tu
subconsciente te respondería que es por su aspecto o por su olor
corporal. Casi siempre, como un semáforo incandescente parpadeando su
luz roja, la respuesta elegiría su verbo, sus palabra y su modo de
expresarlas. pensarías que su pasarela, desde que la conoces, siempre
estuvo minada de marionetas absurdas arrastrando conjeturas, comentarios
despectivos y rumores infundados. Suficiente información como para
cruzar la calle y desaparecer sin siquiera dedicarle una autocrítica
visual a su indumentaria o al color azafrán de su cabello.
Todos deberíamos trabajar en un huerto interior donde cultivar las
palabras. Un lugar junto a la cordura y la inteligencia que pudiésemos
abonar constantemente con la nueva información de la que nos suplen las
experiencias por el paso de la vida.
Cuida de tus palabras, de su formación, de su estilo, de su elegancia,
de su tono y de la carga que les adjudicas cuando se desprenden de tu
ser. para formar parte de tu mundo exterior.
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