En algún momento pensé en rendirme, es que los problemas llegaron como una tormenta que no paraban, cada vez más fuertes...
Todos los días despertaba rogando que fuera un sueño, simplemente un
sueño, lo único que me daba consuelo y fuerza era ver las pequeñas
sonrisas de las personas más importantes en mi vida.
Seguí adelante, luchando y con dos bastones pequeños para apoyarme, dos sonrisas pequeñas que cada mañana me levantaban para ir a trabajar, simplemente para sonreír.
Llegó el momento en que agarre con todas mis fuerzas las ganas tremendas de seguir y de luchar, de caminar sin mirar atrás.
Y aquí estoy en algún lugar del mundo disfrutando de todo aquello que
algún día prometí hacer, todo aquello que en algún momento lo veía como
un sueño ❤️☕
No hay comentarios:
Publicar un comentario