Reflexiona un momento, cierra tus ojos y respira hondamente tres veces; empecemos por tu envidia: ¿Esa persona a la que le dedicas tal sentimiento negativo tiene algo que tú no puedas conseguir? ¿Por qué no transformas esa envidia en admiración? Tal vez eso te puede ayudar a darte un empujón y ponerte en marcha en conseguir aquello que deseas. Y que me dices del dolor que llevas dentro. ¿Crees que te va a llevar a alguna parte, va a solucionar tu vida? ¿Acaso te sientes feliz con esas sensaciones en tu interior? Tal vez desecharlas y transformar eso en pensamientos felices y sensaciones más positivas, te ayude a erradicar el dolor más fácilmente. Siente la angustia y permítete saborear su amargura, luego desechalo de tu mente y automáticamente sustitúyelo por algo que te haga feliz y, de nuevo, permítete sentir cada sensación. ¿Sonríes? Bien, agárrate a eso y a ser feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario