Cuando llegué a casa esa noche, mientras mi esposa me servía la cena, le tome su mano y le dije, tengo algo que decirte… Ella se sentó y comió callada… La observe y vi el dolor en sus ojos… De pronto, no sabía cómo abrir mi boca, pero tenía que decirle lo que estaba pensando: “quiero el divorcio”… Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me preguntó suavemente: por qué?
Esa noche no hablamos, y ella lloraba… pero ella no sabía que yo le pedía el divorcio para poder casarme nuevamente con ella , y que me casaría todos los días de mi vida.
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miércoles, 21 de septiembre de 2016
Todos los dias de mi vida---elektra
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