EL REFLEJO DE LAS LÁGRIMAS
Dicen que el honor de toda gran mujer se forja en la templanza de sus actos. Que es en el arrojo de unos y en la entereza de otros en donde la vida puede llegar a entregarles el don de la inmortalidad... Nada más lejos de la realidad. Las grandes. mujeres son aquellas que saben encerrar en su mirada la expresión más sincera que yace en este mundo. Pues es en el reflejo de las lágrimas, en el mismo espejo del alma, donde algunos se hacen más “grandes” que otros y logran grabar su nombre a los pies de la eternidad.
Y es por esa razón por la que ciertas mujeres llegan a comprender que si de sus ojos manan lágrimas de felicidad esto querrá decir indudablemente que la prueba irrefutable del amor vivirá en ellos. Aunque si, llegado el momento, estas se tornaran en oscuridad y desdicha y les infundieran tristeza, ellos habrían de saber igualmente que algún desafecto se habría anclado con arraigo en su interior. Ya que las grandes mujeres, aquellas que han aprendido a vivir su vida de acuerdo con la templanza y la entereza de sus lágrimas, saben que los sentimientos que se guardan celosamente en las profundidades del corazón, tarde o temprano, acaban por reflotar en la mirada.
P.D.: Si han de llorar, háganlo, no lo repriman; ¡que cada cual piense lo que quiera! Pues es en el mar que humedecerá sus ojos donde descansarán todas las respuestas.
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