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sábado, 13 de agosto de 2016

Carta de un perro a su amo

CARTA DE UN PERRO A SU AMO

A MI AMO: A ti, que eres mi jefe, mi líder, mi guía, necesito decirte algo.
Piensa que desde el momento en que me escogiste para llevarme a vivir contigo, a partir de entonces, te entregué mi vida de manera absoluta, incondicional. No me importó que tipo de casa tenías, donde me ibas a alojar, que me darías de comer, nada. Lo único importante para mí es que me habías elegido.
Crecí a tu lado aprendiendo lo que querías enseñarme, saliendo a pasear cuando tú lo dispusieras y aprendí también a quedarme en casa solo, esperando por ti, el tiempo que fuera necesario y mi mayor alegría era oírte y verte al regresar. Por supuesto que te aceptaba sin importar el estado de ánimo que trajeras, yo lo entendía y me adaptaba a el de inmediato, si venías alegre yo me entusiasmaba contigo y estaba dispuesto a lo que tú quisieras, salir a caminar, jugar con la pelota, lo que fuera... Tu alegría era mi alegría. Si venías enojado trataba de hacerme pequeño, no molestar, esperar a que te calmaras, y si venías enfermo o cansado, me quedaba a tu lado, cuidándote, vigilante, alerta....
Pasamos los años compartiendo, aprendiendo un poco cada día como éramos los dos. Me siento muy feliz de sentir como ha crecido el amor entre nosotros, nos gusta estar juntos, divertirnos, aprender cosas, pero... no se si tú lo sepas, yo voy a envejecer antes que tú, mi cuerpo sentirá los estragos del tiempo y es de eso que quiero hablarte...
Cuando envejezca, por favor, cuídame, no me abandones. Quizá tenga problemas para oír o para ver como antes, quizá mi caminar sea más lento pero sigo siendo tu compañero de siempre, acéptame con las limitaciones que vaya trayendo la edad y busquemos nuevas formas de disfrutar la vida. Tal vez no pueda ir por la pelota con la velocidad que lo hacía antes, pero puedo aprender nuevos trucos.
Y cuando el tiempo o la enfermedad te indiquen que ya no puedo más, déjame ir con dignidad. No esperes que el dolor o la debilidad acaben conmigo. Te he entregado mi vida hasta el punto en que tú puedes decidir cuándo ayudarme a terminar. Sé que esta decisión te entristecerá mucho pero por el mismo amor que me tienes, no prolongues inútilmente una situación en la que los dos estamos sufriendo. Yo se que tomarás la decisión en el momento correcto. Déjame ir y quédate con nuestros recuerdos que yo llevaré grabados en mis ojos y en mi corazón la imagen del ser vivo que más amé en la vida...

CON AMOR, TU PERRO

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